miércoles, 25 de mayo de 2011

Siendo el verbo


"Cada vez el mundo está peor"
"Ya no hay respeto ni valores"
"Con esta inseguridad no se puede"
"Matar es la nueva forma de vida"
"La vida no vale absolutamente nada"
"Estar vivo es una mierda"

        ¿Haz escuchado algo parecido?. ¿Cuántas veces leemos estos titulares durante nuestro día?, ¿Qué te provocan al leerlos?, ¿Miedo?, ¿Ansiedad?, Tal vez razones, con base a la información que has recibido a través de distintos medios, que estas afirmaciones son ciertas, que no vale la pena luchar, reír, disfrutar, sientes cómo tus fuerzas disminuyen y las muecas de tu cara poco se parecen a la de una linda sonrisa.

        Las anteriores, son ideas sumamente negativas de nuestra realidad, y al recibirlas causan un efecto en ti, puede ser que te alteren, quizá te preocupen y hasta cambien tu estado de ánimo, impidiéndote moverte, abrazar, sonreír, besar, amar, disfrutar de tu vida por una emoción inservible como el miedo. Déjame ponerte un claro ejemplo;

        Recuerdo a un pequeño niño de 8 años, su nombre Edgar. Durante clases siempre había sido muy alegre, se proponía para timbrar la campana que indicaba la hora del recreo y, por lo general, era siempre el primero en salir corriendo con una luminosa sonrisa estampada en sus labios. Un día lo observé un tanto serio, le pregunté si se estaba incómodo o necesitaba algo, su respuesta fue un cortes "No". A la hora del tan esperado descanso, con la intención de motivarlo un poco, le pedí que me ayudara con el timbre, a lo que respondió un sencillo "No quiero". 

        Sus compañeros salieron y me quedé un momento con él. Frotando suavemente su cabello le pregunté "¿Qué pasa Edgar?, ¿Estás triste?". Me miró a los ojos y susurrándome me dijo "No quiero salir a recreo profe, porque tengo miedo". Mi mente se agilizó repasando imágenes de quién lo pudiera estar molestando a la ves que formulaba preguntas "¿Miedo a quién?" pregunté, Edgar no dudó en decírmelo, como si hubiera pensado confesarlo cuando le preguntase "¡De que me secuestren y me maten!" exclamo para después caer en llanto "Pero ¿Cómo? ¿Quién quisiera hacer algo así?" Pregunté tranquilamente. Edgar con su mirada en mis ojos y una voz totalmente convencida mencionó "Todo mundo quiere hacerme algo, en las noticias todos los días sale que secuestran a niños pequeños para matarlos, también en los periódicos que lee mi papa dice lo mismo, por eso decidí ya nunca más salir a jugar al recreo"

        Me quedé totalmente atónito, me tomó por sorpresa y no sabía qué contestar, ¿Cómo un niño tan pequeño es consiente de estas calamidades? Tomando bastante aire en mis pulmones y con una sonrisa cálida le contesté "Tienes razón, en la vida existen cosas muy malas como las que acabas de decir y a veces nos las repiten continuamente durante todo el día, lo que hace que tengas miedo,  paralizando tu mente y tu cuerpo, pero piensa un poco y  dime ¿Te sientes más seguro con miedo?, ¿Eres más fuerte?" 

        Secando sus lágrimas emitió un breve "No",  Continué "Ya ves, el miedo ha hecho que no quieras salir ni siquiera a jugar con tus amigos que tanto amas. Creo que es importante que estés informado acerca de lo que sucede en el mundo pero de poco sirve saber que pasa acerca de la vida y no vivirla ni disfrutarla. Anda sal a jugar con los demás"

        Esas fueron las últimas palabras que alcancé a pronunciar antes de que me regalase una tierna mirada y un emotivo "Gracias profe". 

        Volviendo contigo querido lector, existen un gran número de personas que se encuentran en la misma situación de Edgar. Con miedo, desánimo, frustación, desilusión que viven atrapadas en un círculo vicioso donde la vida es obscura, gris, terrible. Esto ocasiona una parálisis tremenda, impidiendo disfrutar de tu vida.

        Por ello, el día de hoy te invito a que formemos parte de una generación de conciencia donde,  a pesar de las adversidades, las ganas de vivir y compartir nuestros sueños sean los señalamientos de nuestro hermoso camino, uno donde podamos reír, abrazar, amar, besar, sentir, compartir, querer, ayudar, unir, saborear. Recobrar el gusto por disfrutar de los seres y momentos que amamos, tal como lo hizo Edgar. Te invito a que el día de hoy comencemos siendo el verbo llamado acción.

1 comentario:

  1. Esta chingon el blog, ahí la llevan!!

    Echenle ganas, debería subir videos hablando sobre estos temas, algo así como monologos estaría chingos!

    Saludos al Staff!!

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